top of page

Noche en el campo

La cantidad de especies que se esconden en rincones más o menos antropizados, o más o menos salvajes, suele ser muy infravalorada por el ciudadano de a pie que, aún pudiendo ser un avezado observador, no logrará dar con la gran mayoría de los vertebrados terrestres que ocupan cada pedazo de terreno. Una noche cualquiera en Bizkaia, nos podrán sobrevolar varias especies de murciélagos sin ser ni siquiera consicentes de la presencia de uno de estos animales. Podrán moverse entre hojas, arbustos, hierba y rocas multitud de roedores y musarañas que rara vez tenemos la oportunidad de ver. Entre ellos, topillos, ratas, ratones de distintos géneros, ratas de agua, musgaños e incluso el mamífero más pequeño de todos: la musarañita Suncus etruscus. Habrá topos y ratas toperas recorriendo sus galerías subterráneas y también pinchudos erizos buscando invertebrados en la superficie.

Erizo Erinaceus europaeus

De mayor tamaño, los mustélidos, fantasmas del bosque como la garduña o la marta, surcarán la oscuridad con agilidad y los tejones abandonarán sus tejoneras para iniciar la búsqueda de alimento. Otros carnívoros habituales como la jineta pasarán totalmente inadvertidos, siendo pocas las observaciones de las que disfrutan hasta los más camperos. Es más, no seremos conscientes tampoco de la presencia de animales más grandes como corzos o jabalíes, aunque se dejen ver más que los anteriores. Y veremos muchos menos zorros de los que pasan en algún momento a poca distancia de nuestra posición. Aún inmersos en las tinieblas, escucharemos aves como el cárabo común, la lechuza, el autillo o el mochuelo europeo, pero otras veces sobrevolarán en silencio prados y bosques, acompañados muchas veces por el monótono y rítmico sonido de los chotacabras grises. En cuanto a los anfibios, escucharemos a las ranitas de San Antonio en la vegetación acuática, a los sapos parteros comunes, pero los menos cantarines o tímidos serán prácticamente invisibles. No obstante, tenemos la suerte de contar con 12 especies de anfibios, algunas fácilmente observables si se tiene un poco de experiencia. Por último, los reptiles por termófilos, permanecerán escondidos bajo rocas y troncos a la espera de la salida del Sol, aunque una noche calurosa puede que las víboras de Seoane no anden muy lejos.

bottom of page